Fue una interesante película, donde se mostraban los vicios, la corrupción, los ganadores, los perdedores, los que hacían gala del poder manejando voluntades y sometiendo a quienes llegaban a la instancia de la pelea para poder vivir.
En realidad viene a cuenta tener presente la trama de esta muestra cinematográfica, cuando observamos en nuestro país los distintos escenarios en donde son todo peleas, desafíos y denostaciones. Donde nadie se priva del agravio ni de poner en tela de juicio las conductas de quienes compartieron espacios de poder.
De alguna manera una de las más resonantes es la protagonizada en el Poder Judicial, fundamentalmente en la Corte Suprema. Aparecieron los celos y la necesidad de posicionarse ante la posible transformación, que los cambios que se anuncian, pueden deparar a futuro.
Se va el ministro Juan Carlos Maqueda quien fue agasajado al acogerse a los beneficios de la jubilación, oportunidad que utilizó para advertir que existe el riesgo de “quedar a la deriva de los hombres que en este momento hacen culto a la personalidad”. Un pensamiento tardío, pero cierto.
El magistrado judicial habló de “hombres proféticos o que se creen proféticos y que realmente ponen en riesgo las instituciones de la convivencia democrática”, en clara referencia al presidente Javier Milei. “Nosotros, desde el Poder Judicial, con independencia y con imparcialidad, las dos bases desde las cuales la Justicia se debe expedir, tenemos que dejar sentada nuestra defensa de las instituciones”.
En otra parte de sus palabras reivindicó “la defensa de la división de poderes y la independencia del Poder Judicial”. “A pesar de que no esté de moda, que la moderación haya sido dejada de lado y que hoy se transiten los extremos, tenemos que volver a la moderación, la prudencia y la defensa de la división de poderes y la independencia del Poder Judicial”.
En este acto de despedida quedó claramente explicitado el enfrentamiento interno que sacude al más alto poder, la Justicia. La ausencia del juez Ricardo Lorenzetti y el candidato de Javier Milei para ser miembro de la corte, Ariel Lijo, así lo señalan.
Pero esta confrontación no termina en esa circunstancia, que deja en evidencia que en la cúpulas más elevados de la Justicia “También se cuecen habas”; las tajantes expresiones de Ricardo Lorenzetti mostraron el profundo sesgo de corruptela que, lamentablemente, mancha al Poder Judicial.
El enfrentamiento tomó dimensión exterior el viernes pasado, cuando Ricardo Lorenzetti visibilizó su pelea con Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz a niveles inéditos para la Corte Suprema.
A través de documentación que llegó a la prensa filtró denuncias, donde señala con detalles, que el máximo tribunal funciona mal y gasta descontroladamente el presupuesto judicial. Una pelea que torna delicada y amenaza con desvirtuar la calidad de impolutos que deben mostrar los Jueces de la Nación.
No se acallaron las voces de este episodio “pugilístico” y surgió la “fake new” montada por la ministra de seguridad Patricia Bullrich inaugurando un edificio destinado a ser a futuro una cárcel, que tenía presos que los trajeron de “partenaires” de esta movida, ocurrida en Coronda, donde pegó el faltazo el gobernador Maximiliano Pullaro, que indudablemente no se prestó a esta “mise en scene”.
Las críticas llovieron y dejaron en evidencia que la funcionaria de seguridad de Milei la pifia, en procura de alcanzar escalones de poder que la mantengan al lado del presidente.
Y como dirían los ciudadanos de a pie, venían “calentitos los panchos” cuando el presidente Javier Milei, reiterando su constante espíritu de no dejar nada que lo moleste sin contestar, salió a pegarle al periodista de la Nación + a quién tachó de “imbécil” y “pedante” a Carlos Pagni.
Dijo Milei, en la Bolsa de Comercio de Córdoba que: “Hay un imbécil muy pedante, muy jactancioso, en un programa televisivo que sale una vez por semana que se arroga saber mucho de política y pifió todo y que dice que nosotros no teníamos plan, que improvisamos”.
Mientras estos escarceos se materializan en el cuadrilátero político sigue la movida que pretende desestabilizar a la vicepresidenta de la Nación y titular del Senado de la Nación, Victoria Villarruel, a quien Milei ordenó forzar la renuncia del equipo de la presidente del Senado, para dejarla sola.
Una en simultánea con la que está realizando el “triángulo de hierro” y que tiene en la mira el total debilitamiento del ex presidente Mauricio Macri. También fruto de los embates que se realizan para ir desmalezando el terreno para las elecciones de medio término.
Lo habíamos mencionado. Se acercan las fiestas y habrá pocas celebraciones y mucho de confrontaciones. El pan dulce y las garrapiñadas no serán de la partida y ni hablemos del brindis de Fin de Año.
Peleas que se agudizarán y que harán más real el “Club de la Pelea político” que dirige el presidente libertario Javier Milei.
Un año que culmina con poca tranquilidad y excesiva zozobra. Habrá que esperar para ver qué depara el 2025. No se visualizan tiempos mejores.
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